El slam, una manera diferente

Loading

Hace 2 semanas encontré a un chico guapo en cierto lugar. Platicamos y me dijo: Te gustan las chems? y yo le dije sí. Me invitó a su casa, y yo encantado, porque es un chico muy simpático, atractivo, pero sobre todo se portó conmigo muy bien.

Al llegar a su casa había de todo lo relacionado al tema, tenía miedo porque era mi primera vez inyectándome droga en mis venas, pero le mentí porque ya le había dicho que ya me habían inyectado varias veces, porque lo hice por disfrutar y pasar un rato delicioso y que me penetrara.

Empezamos, yo usé poppers, meta, y otras cosas. Transcurriendo el tiempo empezó con las jeringas y me dijo cuanto quería. Yo no sabía nada ni cuánto inyectarme le dije lo mínimo así que el se puso 6 y yo sólo 2. Sí, sólo una mínima cantidad porque en mi subconsciente decía como «me iré a la casa, qué efectos ocasiona?» así que lo empezó a preparar, hizo el mío y el de él, qué le aplicó NO SE.

Me pinchó y luego empezamos a tener relaciones más intensas, pero yo no sentía nada de reacción. Seguía con poppers y otras drogas.

A los minutos me dijo «tengo que salir» y yo le dije está bien me cambié y me salí de su casa. Al pasar los minutos yo me sentía con ganas de sexo y más sexo. Con decirles que no dormí nada durante 2 días ha sido la peor experiencia en mi vida. Y hasta la fecha que ya van 10 días todavía siento el dolor en mi brazo, aparte de que tuve hasta ansiedad por llorar por lo que había hecho en mi cuerpo. Sé que no hay excusa, yo lo hice porque quise, nadie me obligó.

Y hasta hoy en día sigo diciéndome Lucas (nombre ficticio), slam ya no.

Tengo secuelas y no sé que hacer.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *