TREINTA Y CUATRO: Autoengaño

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He repetido varias veces en diferentes de mis entradas que yo trapicheaba, simplemente para quedarme con mi conciencia más tranquila.

Pero seamos sinceros, soy mayorcito y he de ser realista… No trapicheaba, lo que hacía era pasar chuches a la gente que me lo pedía tanto por apps como por mensaje.

Vale que tenía algunos clientes que eran asiduos, tanto en Barcelona como turistas extranjeros, que eran con los que podía llevar el ritmo de vida que llevaba sin trabajar, y hacía que pudiera pagar mis gastos personales fijos mensuales como móvil, viajes o mutua de salud, y como no, para reponer siempre mi material.

Pero con los mensajes de apps o de nuevos clientes que conseguía (con o sin mi permiso anterior) mi número a partir de clientes asiduos, era con los que me daba mis caprichos, de ropa de marca, cenas caras con conocidos y el entrar día sí, día también, en las diferentes saunas y en fiestas de mi ciudad.

Pero todos sabemos que la avaricia rompe el saco, y es por eso, como ya sabéis por otra de mis entradas, que me acabaron pillando mientras iba a reponer y pasar un rato en casa de mi camello, como muchas veces hacía.

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