Altiva y arrogante
elegante y exquisita,
cuando quemas mis desgarros
y destruyes mi agonía.
Yo nací y estaba muerto
y gritaba y no me oía,
y escuchaba mi silencio
mientras tú me sonreías.
Roca pura, blanca paz
con mantilla y pedrería,
tus destellos son los muertos
que degollas día a día.
Te respiro en mis adentros
y te llevas mi alegría,
cuando quemo tu silencio
y tu fuego me cautiva.
Y te quiero, y te odio
y te arranco de mi vida,
y tu vuelves muy cabrona
a jugarme la partida.
Yo me rindo, ya estoy muerto
dame paz y no agonía,
y en mis venas entra el hierro,
mi querida señoriTa.
David
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Wow! Es fácil entenderla. Espectacular.