Estudio C.S.C. (Care Chemsex Clínic) – Entrevista a la Dra. Martínez.

Loading

Estudio C.S.C. – Care Chemsex Clínic

Dra. María Martínez-Rebollar, Doctora en Medicina, Internista, Especialista en la Unidad de VIH del Hospital Clínic de Barcelona, Profesora Asociada Clínica de la Universidad de Barcelona, nos habla sobre el estudio que actualmente se está haciendo sobre el chemsex en el mismo hospital.

(Entrevistador asignado Alejandro P. de la Comisión ChemSex de Stop Sida).

Explíquenos sobre usted. ¿Qué es lo que le hizo querer ser médica? ¿Y por qué se especializó en el VIH-Sida?

Vengo de una familia en la que los valores de cuidar y de ayudar a la personas  han estado muy presentes, en mi educación y en mi familia. Mi padre era profesor de filosofía en la universidad y fue un investigador referente en estudios para la paz y los conflictos. Es por eso que supongo que este ambiente intelectual en casa, vocacional y de dedicación a las personas es lo que me ayudó a elegir medicina.

La medicina interna y las enfermedades infecciones, en concreto el VIH, son especialidades muy globales y de ámbito hospitalario y cumplen muchos requisitos que a mí me gustan. Por un lado, desde un punto de vista biológico o fisiopatológico abordan enfermedades que pueden afectar a diferentes órganos, y por esta razón, la necesidad de tener una buena formación como internista. Y por otro lado, me permite trabajar con poblaciones vulnerables, que es muy vocacional.

¿Cómo y cuándo se creó este estudio sobre el chemsex?

En la unidad hacemos seguimiento de  unas 6.000 personas con VIH, es una de las cohortes más grandes de Europa. En el 2010 empezamos a ver un aumento de los casos de Hepatitis C aguda, transmitida por vía sexual,  sobre todo en el colectivo de hombres que tienen sexo con hombres que viven con el VIH. Fuimos de los primeros en describir un brote de hepatitis  aguda C, es decir, un aumento de los casos mayor de lo esperado, en nuestra zona. Por esta razón, fuimos analizando los motivos de dicho aumento. Además, estos aumentos de Hepatitis aguda por VHC también se estaban describiendo en otras zonas de Europa.

Por otro lado, los compañeros que se dedican más  a las ITS también veían un aumento de estas en el mismo colectivo.  Y en paralelo a partir del  2014-2015, tanto a nivel científico como mediático, se empieza a hablar del fenómeno del chemsex.

Las ONGs locales ya habían puesto de manifiesto el fenómeno previamente, sus potenciales consecuencias y empezaron a hacer un abordaje específico.  Nosotros en las consultas de VIH empezábamos a tener personas que nos explicaban que estaban fumando Tina, y algunos solicitaban ayuda para gestionar el consumo, y no sabían dónde acudir. El consumo de sustancias en contexto lúdico, de fiestas, o en contexto de sexo, obviamente no es nada nuevo, pero sí vimos que estaba impactando de manera diferente ese consumo intencionado de drogas para potenciar y alargar las relaciones sexuales, que es uno de los aspectos característicos del chemsex y eso era nuevo para el colectivo científico.

El fenómeno se estaba extendiendo por otras grandes ciudades de Europa y finalmente, en 2017, quisimos saber qué estaba pasando en nuestra cohorte de personas con VIH. Realizamos un  estudio para conocer cuál era la prevalencia de uso de drogas en contexto sexual el sexo (lo cual no se considera como chemsex, si no como algo más general donde queda englobado el chemsex). Nos encontramos que un 43% de las personas que habían venido a las consultas habían practicado sexo con drogas en el último año, siendo la mayoría hombres que tienen sexo con hombres.

De ahí, quisimos hacer un estudio piloto que nos permitiera conocer mejor la práctica de chemsex en nuestra cohorte, hacer seguimiento más específico y poder ofrecer una respuesta a esta demanda por parte de los usuarios para derivar a una gestión del consumo más dirigida.

¿Cuáles han sido los puntos para seleccionar a los sujetos del estudio?

Lo que nos hemos planteado ha sido abordar  el chemsex específicamente, por la potencial vulnerabilidad que tiene la práctica puesto que a mayor tiempo de exposición al sexo y las drogas más potenciales riesgos.

Incluimos hombres que tienen sexo con hombres, que hubieran utilizado drogas para potenciar y alargar el placer sexual al menos 1 vez al mes o más de 10 veces en el último año.  En el momento inicial del estudio incluimos tanto personas con VIH como personas sin VIH, y siendo importante recordar que en el 2017 aún no estaba implementada la PrEP.

De esta forma, incluyendo a personas seronegativas y que practicaban chemsex, podíamos  también empezar a tener una bolsa de usuarios que podíamos pasar a la PrEP cuando estuviera disponible y  empezar a hacerles un seguimiento más estrecho.

Es verdad que nos ha sido mucho más fácil incluir a personas con VIH que ya seguíamos en nuestras consultas diarias y que ya estaban vinculadas al sistema sanitario.

Hasta el momento, ¿qué resultados se han obtenido?

De momento tenemos  260 usuarios incluidos desde que empezamos.  El año pasado analizamos las características basales de las primeras 160 personas incluidas en el estudio, Uno de los aspectos que queremos destacar es que no hay un perfil único de usuario de chemsex, siendo importante el saber dónde y con qué población se está trabajando,   porque el chemsex es un fenómeno dinámico y que puede tener variaciones culturales, geográficas y temporales. Hace 3 o 4 años, en España se describió un perfil de usuario de chemsex de hombre de 40 años, principalmente español, perfil socio-económico alto, mientras que el perfil actual de nuestros usuarios es parecido al que en estos momentos seguís en vuestras consultas en Stop Sida, de una media de 35 años, con un 50% de origen latinoamericano, un 20% de trabajadores sexuales y con estudios y nivel socio-económico no tan altos.

Esto es interesante, porque son factores de vulnerabilidad que pueden abocar a un consumo problemático.

En relación a la frecuencia individual del uso de sustancias: el 80% utilizan poppers, Viagra, tina y GHB. Las siguientes drogas más consumidas son cocaína y mefedrona por encima del 50% seguidas de otras drogas como la ketamina y el MDMA.

La mitad de los usuarios son policonsumidores, es decir, usan más de 3 sustancias a la vez, y hay un 20% que practica el slam.

En cuanto al slam, no sólo se usa la tina, sino que también se está usando la keta, la mefedrona y el MDMA. La mayoría de los que practican slam refieren no compartir el material de inyección. El 70% refiere estar preocupado por esta práctica, sobretodo en relación a las posibles ITS, y el 60% refiere que necesitaría ayuda, principalmente para gestionar el consumo.

¿Está relacionado de alguna forma el consumo de drogas durante el sexo con la incidencia sobre el VIH u otras ITS?

Sí que existen diferentes estudios que asocian la práctica de chemsex a mayor probabilidad detener una infección por VIH, VHC y otras ITS. Hay estudios que dicen que los hombres que tienen sexo con hombres que practican chemsex tienen hasta 5 veces más posibilidades de ser diagnosticados de una infección por VIH, hasta 9 veces más riesgo de ser diagnosticados de una infección por Hepatitis C y hasta 4 veces más riesgo de contraer otras ITS.

Por nuestra parte, en nuestro estudio, de los 160 pacientes estudiados inicialmente, el 37% presentaba una coinfección por virus de la hepatitis C; el 60% tenía la serología positiva de sífilis, es decir, habían pasado una sífilis en algún momento y el 33% la tenían activa; el 25% tenía una infección por gonococo, el 14% por chlamydia y un 11% una infección por micoplasma, la mayoría de ellas asintomáticas.

Por otro lado, de nuestros usuarios que son seropositivos, hasta un 15% tenían una carga viral  del VIH detectable. Esto es debido a que un consumo problemático puede llevar a no tomar bien la medicación para el VIH y esto puede afectar a la salud de la persona con VIH así como a aumentar la transmisión. También hay un porcentaje de usuarios que toman medicación para el VIH que combinada con las drogas puede hacer que estas sienten peor. Por todo esto pensamos que es importante que los profesionales de la salud que seguimos a usuarios de chemsex estemos bien formados al respecto, debemos conocer las drogas, las prácticas sexuales, y saber abordar el tema con los usuarios, que se sientan en confianza y que podamos explicar bien los potenciales riesgos de la práctica y hacer una buena estrategia de reducción de daños desde la consulta.

Desde el inicio de la pandemia por COVID19, ¿se ha notado algún cambio del estudio en los hábitos de consumo de las personas que participan?

Nosotros en la época más dura de la pandemia (finales de marzo y todo el mes de abril) no cerramos el Hospital de Día de VIH, pero sí que se intentó realizar la mayoría de las visitas de  forma telemática.

Por eso, todo lo que son ensayos clínicos y otros estudios, como el que realizamos en los usuarios de chemsex, en el que se hace un cribado de ITS cada 3 meses, una encuesta para abordar el uso de sustancias y sus prácticas sexuales, sí que tuvo que estar parado durante ese mes y medio.

Cuando volvimos a ponerlo en marcha, algunos usuarios nos explicaban que durante el confinamiento sí que pudieron optar por no practicar chemsex y otros no pudieron hacerlo; explicaban también algunos que habían incrementado el consumo en solitario con el riesgo que esto conlleva de una potencial sobredosis e intoxicación.

Por otro lado, cuando ya el confinamiento no ha sido tan duro, los usuarios también explican que los problemas laborales, las pocas alternativas al ocio sexualizado al estar cerrados los locales de ocio sexual y saunas, a veces lo que  facilita es a practicar más el chemsex.

Entonces, sí que vemos que esta época también está afectando y haciendo más vulnerables a algunos usuarios, impactando negativamente en el consumo, en las prácticas y en la vivencia de la sexualidad.

¿Qué se pretende extrapolar una vez finalizado el estudio y cómo se podría aplicar a la sociedad?

Nuestra intención con el estudio era conocer bien la práctica de chemsex  que  tenemos,  detectar necesidades y cómo podemos ofrecerles un abordaje más integral. Nos ha permitido establecer circuitos de colaboración  con el servicio de Psiquiatría y de Urgencias de nuestro Hospital, así como con Stop Sida.  A partir de ahora, además de seguir con el estudio, queremos estandarizar en la práctica clínica habitual esta atención más específica a los usuarios de chemsex. También tenemos otros proyectos en marcha, uno de ellos centrado en la eliminación del VHC en las persona que practican chemsex. Además como ya tenemos la consulta de PrEP desde hace un año,  queremos también focalizarnos y establecer este circuito un poco más dirigido a en usuarios de PrEP que son usuarios de chemsex, teniendo bien establecidas  las derivaciones y las personas de referencia

Por otro lado, también el estudio nos ha permitido evidenciar las necesidades de abordaje multidisciplinar, la necesidad de trabajar de manera conjunta con el servicio de psiquiatría, con las organizaciones comunitarias y los servicios de urgencias, para así vincular a los usuarios de chemsex al sistema sanitario.

Creo que los profesionales sanitarios que nos dedicamos al VIH y a las ITS, somos una de las puertas de entrada al circuito de atención a usuarios de chemsex: si yo soy médico de VIH,  al menos voy a estar en contacto con estas personas mínimo dos veces al año para el seguimiento de su VIH. Entonces, esto ha puesto en evidencia la necesidad de formación y de competencia cultural del personal sanitario que estamos frente a estos usuarios,  para poder hacer un buen abordaje,  detectar posibles casos de consumo problemático y hacer las derivaciones adecuadas.

Además, el trabajar en red con otros hospitales, centros de ITS y de atención primaria y organizaciones comunitarias de la ciudad de Barcelona, teniendo personas de referencia en el abordaje del chemsex, ayudaría a vincular a los usuarios al sistema -sanitario.

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *