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El Coliseo está en calma.
Níker, sentado en su trono, cierra los ojos.
No duerme.
Espera.
Porque siempre vendrá otro.
Otra alma rota.
Otra historia sin nombre.
Otro cuerpo que arde.
Y mientras tanto…
la arena respira.
Como si soñara.
Y arriba, muy arriba,
las estrellas ya saben
que hoy,
un silencio ha sido vencido.
🌘 Donde los personajes te lleven
La arena está vacía.
Pero no en silencio.
Porque la historia —cuando es verdadera—
no desaparece:
se transforma en eco.
En el borde del Coliseo,
aún tibio por los pasos de Noam,
por la carne que fue Liam
y por la quietud de Níker,
hay un banco de piedra antigua.
Allí se sienta Adrià, solo.
Pero no está solo.
Tiene los brazos cruzados.
Mira al frente.
Mira el polvo.
Mira el lugar donde todo ha ardido.
Y se calla.
Hasta que la voz llega.
No viene del cielo.
Ni del mármol.
Ni de ningún dios.
Viene del interior.
Es NAIÔ.
—A veces no hace falta comprender.
Solo permanecer.
Solo recordar.
Adrià baja la mirada.
Luego la sube.
Sus ojos se humedecen sin llanto.
Porque no llora quien comprende.
Llora quien se encuentra.
Y allí, en ese banco,
Adrià escucha su nombre.
No en voz alta.
En su pecho.
—Noam.
No fue solo deseo.
Fue fractura.
Fue reflejo.
Fue lo que no fuiste,
y lo que aún puedes ser.
Y entonces se levanta.
Adrià no es dios,
ni ángel,
ni bestia.
Es hombre.
Y camina.
Pero no hacia la salida.
Camina hacia el centro.
Allí donde Níker ya no está.
El trono está vacío.
Pero quema.
Como si el cuerpo que lo habitó hubiese dejado huella.
Como si aún respirara allí.
Adrià no se sienta.
No se atreve.
No le corresponde.
Pero lo mira.
Y en su mirar,
reconoce el peso de lo sagrado.
Detrás de él,
una sombra.
No es sombra oscura.
Es sombra de cuerpo.
Es Noam.
Recién salido.
Recién nacido.
Recién él.
Sin humo.
Sin túnica.
Sin cadenas.
Con los ojos limpios.
Y una respiración nueva.
Se detiene a su lado.
No dice nada.
Y entonces Adrià habla:
—¿Te vas?
Noam asiente.
Pero no con dolor.
Con certeza.
—¿Y él?
—Él… siempre estuvo para recordarme quién no soy.
Adrià lo mira.
Como antes.
Como siempre.
Como solo él sabe mirar.
Noam sostiene esa mirada.
Ya no le duele.
Ahora le sostiene.
Y en ese instante,
el eco de todos los actos anteriores
se funde en uno.
No hay palabras finales.
No hay despedida.
Solo gesto.
Adrià alarga la mano
y toca el hombro de Noam.
Nada más.
Ese gesto sella.
Y entonces,
el Coliseo desaparece.
No en humo.
Ni en fuego.
Sino en luz blanca.
Como si fuera el último suspiro
de una historia que nunca fue escrita con tinta,
sino con cuerpos,
con piel,
con aliento.
Y por fin, en el silencio,
una historia se atrevió a decir su nombre.
🌒 EPÍLOGO VIVO
“A todos los que luchamos por amarnos cada noche…
…y seguimos respirando cada amanecer…
…el amor es nuestro… siempre.”
NAIÔ y Noam
My body is a cage: sub español Peter Gabriel
“My body is a cage that keeps me
From dancing with the one I love,
But my mind holds the key
My body is a cage that keeps me
From dancing with the one I love,
But my mind holds the key
I’m standing on a stage
Of fear and self-doubt
It’s a hollow play,
But they’ll clap anyway
My body is a cage that keeps me
From dancing with the one I love,
But my mind holds the key
You’re standing next to me
My mind holds the key
I’m living in an age
That calls darkness light
Though my language is dead
Still the shapes fill my head
I’m living in an age
Whose name I don’t know
Though the fear keeps me moving,
Still my heart beats so slow
My body is a cage that keeps me
From dancing with the one I love
But my mind holds the key
You’re standing next to me
My mind holds the key
My body is a…
My body is a cage
We take what we’re given
Just because you’ve forgotten,
That don’t mean you’re forgiven
I’m living in an age
That screams my name at night,
But when I get to the doorway
There’s no one in sight
I’m living in an age
That laughs
When I’m dancing
With the one I love,
But my mind holds the key
You’re standing next to me
My mind holds the key
Set my spirit free
Set my spirit free
Set my body free
Set my body free
Set my spirit free
Set my body free”

