El día a día de un adicto

Loading

El día a día de un adicto es complejo. Te levantas ya analizando qué voy a hacer durante el día, mirando los peligros que te acechan… Sales de casa mirando de no encontrarte a alguien conocido, a algún lobo con piel de cordero. Llegas al trabajo y tienes que apartarte de los compañeros; es lunes y están hablando de sus fiestas del fin de semana. Aunque no es mejor el viernes, que vuelven a los mismos temas una y otra vez. Luego regresas a casa con algo de ansiedad por lo que has escuchado, pero, sobre todo, por lo que te has esforzado en no escuchar. Luego te echas una siesta para aliviarte.

Te despiertas sin pensamientos malos, renovado; y te dices, que bien que puedo reconocer mi estado emocional, algo bueno dentro de lo malo; y es que me enseñaron a conocerme, a reconocer mis emociones y a trabajar sobre ello; me advirtieron que sería complicado, pero no me imaginaba cuánto. Haces tareas de la casa para no pensar, te inventas mil tareas para acabar de pasar el día. Luego te pones a estudiar para cumplir esa rutina que te han vuelto a inculcar. Y es que hay que ocupar los huecos libres del día para no pensar. Lo más complicado no es llenar esos huecos, sino saber estar sin hacer nada; el “no hacer nada” en el día a día es la tarea más difícil para un adicto.

Llega la hora de la cena y piensas en que ya se está acabando el día. ¡¡Que bien!! Dices… Y sólo piensas en meterte en la cama para dormir y empezar un día nuevo con la esperanza de que mañana será un día mejor. Te metes en la cama y la mayoría de las veces no piensas en lo bien que lo has hecho superando un día más; sino que te machacas por las cosas que has hecho mal. Te han reeducado para que vuelvas a tener una rutina como cuando ibas al colegio, también te han remarcado que tienes que ponerte metas cortas y alcanzables cada día para tener pequeños logros con pequeñas alegrías para no llevarte grandes fracasos. Vivir una vida limitada no es fácil, a veces incluso estresante.

Te enseñan a escucharte, quererte, valorarte, pero lo que realmente te enseñan es que necesitas encontrar el punto de equilibrio entre lo bueno y lo malo para ti, con tus límites y limitaciones, con tus factores de riesgo y factores de protección; y todo eso al final solo depende de ti; te pueden asesorar, aconsejar, advertir, prohibir… pero ese punto de equilibrio solo te lo puedes poner tú, cuando realmente ya te has escuchado y te has conocido. Cada día hay que ser resiliente, puesto que tienes que ir superándote; cada día hay que ser constante, para cumplir esa rutina y avanzar; cada día hay que ser empático, poniéndote en la piel del otro para entender y actuar en consecuencia; cada día hay que ser asertivo, para decir lo que piensas a la otra persona de una manera educada; cada día debes tener fuerza de voluntad para poder pasar al día siguiente… Y así es la vida de un adicto, con un montón de cosas de la vida buenas para disfrutar, pero siempre hay que tener los pies en la tierra. Siempre hay que pensar en lo bueno, pero frenándote sin llegar a la euforia. Y esto es para mí la vida de un adicto, mi vida.

Xavi

Compartir:

7 respuestas a «El día a día de un adicto»

  1. Que orgulloso debes de sentirte por estar haciéndolo tan bien, lo mejor que sabes y puedes. Espero que cada día sientas un poquito menos la presión en el pecho y el run run en la cabeza, y también que sepas que estás rodeado de mucha gente tal y como tu. Un saludo anónimo y enorme!

    1. Supongo que te refieres al primer relato. He tenido lágrimas de dolor y de alegría, y al final me quedo con las alegres y la oportunidad que me ha dado este mundo de seguir con mi vida hacia delante y volver a empezar.

  2. Gracias!!! no es oro todo lo que reluce 🙂 pero se intenta, por la familia, los amigos y por uno mismo sobre todo. Pero esa lucha interna diaria gasta mucha energia jejeje, y ahora me estoy dando cuenta que hay mas gente como yo y mas de lo que me esperaba. Gracias 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *