NUEVE: Los amigos

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Dicen que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y tal vez sea verdad. Pero si eso se lo dicen a alguien que, como yo, donde en el colegio la gente sólo se hacía “amiga” mía por el hecho de sacar mejores notas por una cantidad menor de trabajo. Eso se debía a que era siempre yo quien acaba terminando y ultimando todos los trabajos.

Finalmente, me di cuenta de que toda esos “amigos” estaban conmigo sólo por esa oportunidad de sacar mejores notas, saboreando ese agrio gusto del abuso, directo o indirecto hacia mí, por tal de sacar un provecho por su bien y sin luego preocuparse de cuales eran mis sentimientos cuando ya me hice consciente de lo que pasaba a mi alrededor. De esa forma, me acabé haciendo propenso, cada vez más, a ser reticente cuando la gente se acercaba a mí para cualquier tipo de trabajo del colegio.

Pero durante la universidad eso parece que cambió (actualmente, la que considero mi mejor amiga la conocí entonces, y seguimos contándonoslo todo). Aunque las amistades vienen y van, una vez pasada esa época, todos hicimos nuestras vidas, y aunque el grupo se mantuvo en contacto, no todos ya somos amigos. Y así, continué contando a mis amigos con sólo una mano.

Las cosas cambiaron radicalmente cuando ya tenía un poco mi vida resuelta, empezando a salir de fiesta y más cuando tomaba drogas. Haciendo caso a una de las normas que me enseñaron durante mi primer Pride de Maspalomas, pues yo compartía las drogas que tenía durante mi fiesta con aquellos con los que salía, gente que consideraba mis amigos y con las que, con algunos, trabajaba o había estado trabajando.

No es que me sobre (ni por entonces ni ahora) el dinero ni tampoco es que sea una barra libre de drogas, pero siempre tenía conmigo dos o tres pastis o mi gramo de keta, y bueno, al compartir, la diversión era para todos por igual, y no lo voy a negar, también ellos compartían lo que a veces traían.

Pero como siempre, ese espejismo de amistad acabó desapareciendo al cabo de un tiempo, cuando una noche que habíamos quedado para cenar antes de irnos de fiesta, yo había ido a por lo que queríamos usar a casa de mi camello (algunas pastis y un bote de GHB para todos), y una vez fuera de ahí les llamé para que supieran que iba de camino, diciéndoles que si querían que llevara algo, a lo que mi “colega” me respondió con un “pues traenos 1 éxtasis para cada uno”.

Fue en aquel momento en que me sentí como un simple camello para ellos más que un amigo. Ya le dije por teléfono que estuviera tranquilo, que llevaba toda la diversión que necesitaríamos, pero que me refería a algo para cenar, o unos chicles para después de las pastillas.

Después de cenar nos fuimos a la fiesta, donde habíamos quedado con un par de amigos de ellos antes de entrar a la Pervert. Y mientras nos decidíamos entre sí empezar a hacer la cola o continuar bebiendo un poco más, se empezó a hablar sobre la posibilidad de ir al Pride de Madrid del año siguiente y entre los comentarios surgió el tema del hospedaje y los que supuestamente eran mis amigos soltaron con un tajante “podemos alquilar un piso de dos habitaciones, y así cabemos los cuatro”.

Y de esa forma, después de hacer la suma mental de mi amigo, junto a su pareja y los dos amigos que habíamos estado esperando, llegué a la conclusión de que no contaban conmigo para ir con ellos al Pride. Después de mis matemáticas nocturnas, me excusé con ellos de que no me encontraba realmente bien y que me tenía que ir para casa, y desde entonces, no volví a saber de ellos, ya que ni yo ni tampoco ellos, volvimos a hacer el intento de ponernos en contacto de nuevo los unos con los otros.

Por otro lado, tenía al grupo de amigos que conocía de la sauna, con los que me juntaba cada vez que iba allí, también compartiendo lo que yo llevaba y sin que esto fuera para mí una molestia.

Pero a veces, el continuo uso de todas las drogas que consumía allí, encerrado, y siendo algo inseguro, pues el cerebro te hacían pasar factura, sobre todo cuando a veces te empiezan paranoias de hacerte creer que escuchas voces o ves cosas, pues siempre es bueno apoyarte en personas cercanas, y esas personas rara vez aparecían porque, o estaban bastante colocadas o follando o algunas veces se encerraban en alguna de las cabinas sin contestar, desapareciendo y así el problema se solucionaba.

Esto no quita que algunas veces haya tenido grandes y buenas experiencias con algunas de estas personas (aún sigo estando en contacto con algunos de ellos). Hay que destacar que la gente, cuando estamos drogados, seguimos nuestros instintos más básicos (comer, follar, ser felices) a cualquier costa, y si ese coste nos sale gratis, pues mejor para todos.

Digo esto porque la gente (y me incluyo) nos interesamos por otros si esas otras personas nos pueden ofrecer todas esas cosas de cualquier forma y aún más si es de forma fácil y gratuita.

Todo esto lo digo porque, aunque haya malas experiencias, a veces no hay que tomarlo 100% en serio, ya que estamos actuando bajo la premisa de estar colocados y buscando nuestra más básica felicidad, intentando comprendernos unos a otros, ponernos en la situación del otro y hacer lo posible por no tenerlo en cuenta.

Pero eso sí, si ves o notas que realmente estás siendo usado como amigo simplemente para que ellos se coloquen de forma gratuita, también te aconsejo el alejarte, que amigos como esos se pueden encontrar como cucarachas bajo las piedras. Aléjate de ellos y ves buscando a otros, puede ser que estos también hagan lo mismo, pero al menos, vas probando las nuevas carnes del menú.

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2 respuestas a «NUEVE: Los amigos»

  1. Buenas Foxy,
    Ya me he convertido en asiduo a tu post semanal.
    Tengo que decir que el de hoy me hizo reflexionar.

    Aunque como ya sabes yo no tomo drogas si me he sentido identificado mucho en este caso por ser utilizado para pagar otras cosas. Comidas, copas entradas etc etc etc. y estando de vacaciones en medio de la meseta castellana me hizo reflexionar.

    Muchas gracias ? por tus reflexiones y contar tu experiencias pues se pueden aplicar a la vida en general.

    1. Muchas gracias Kenet por tu mensaje y apoyo! Es genial tener gente que nos siga cada semana en nuestros artículos.

      Respecto a lo que dices, cuando descubrí la razón por la que esos «amigos» se juntaban conmigo, di la vuelta a la tortilla y también yo aprovecharme en esas situaciones…

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