Empecemos por el principio… Yo era el típico mojigato que siempre ha estado en contra de las drogas y que metía broncas a sus amigos cuando las usaban, sobre todo en mi presencia cuando íbamos de fiesta… Pero todo eso cambió.
Hace unos años, yo estaba viviendo en el extranjero por trabajo, y un amigo, por Facebook me comentó que iba a ir de viaje con unos amigos a Maspalomas, que fuera con ellos, que me lo pasaría bien… Y eso hice, miré fechas, compré billetes y reservé el mismo hotel que ellos, y un par de meses después, les conocí a todos.
La tarde antes de salir de fiesta la primera noche, mi amigo me habló de sus planes, donde estaban incluidas las drogas, y mi respuesta fue «yo no, yo nunca las he tomado» y su respuesta fue un «tú estate tranquilo, no pasa nada… Pero piensa que estás en grupo, con los demás, y todos vamos a tomar un poco de algo y no estarás en la misma onda. Yo estaré a tu lado, y si te pasa algo, yo te cuido.»
Eso nunca nadie me lo había planteado así, ya que había visto como otras veces, con amigos, pasaban de todos aquellos a los que les entraban ataques de paranoia o chungos, y yo tenía pánico a que me pasara, y además estaba el hándicap de ser seropositivo y cómo podría interferir las drogas con mi medicación. Se lo expliqué todo, tanto dudas como experiencias, y me las comentó todas ellas, replicándome de tal forma todos los puntos que todo parecía que no pudiera pasar nada malo en realidad. Y después de toda esa conversación me dijo que también había una serie de normas a seguir mientras se iba de fiesta con ellos a la hora de tomar las drogas, cosa que hizo, para mí, siendo una persona bastante cuadriculada, que las cosas aún parecieran más normalizadas.
Esas normas eran, entre otras, las siguientes:
• Las drogas del grupo son para compartir dentro del grupo, para que todos nos lo pasemos bien.
• El grupo está ahí para todos, para lo bueno y lo malo. Si a alguno le da un chungo, se le cuidará hasta que mejore.
• Usar las drogas para divertirnos, no para deprimirnos, y mucho menos, usarlas cuando estemos de bajón. Las drogas estimulan y aumentan las sensaciones y sentimientos, tanto los buenos como los malos.
• Si te vas en medio de una fiesta con alguien, avisar a alguien del grupo de con quien te vas para estar tranquilos y saber dónde está la gente del grupo.
• Cada uno pone un límite a la cantidad de dinero que pone para el grupo, según lo que pueda gastar.
Y así, aquella noche me fui con ellos y probé por primera vez una pastilla de éxtasis y algo de MDMA.
Al principio, nada más tomarlas, estaba nervioso y hasta que mi amigo me dijo «relájate, estás tan alertado que no dejas fluir y producir su efecto a las drogas». Así que eso hice, relajarme, y empecé a notar esa sensación de euforia, algo que no había sentido nunca, y ¡me gustó!
Aquella misma noche a uno del grupo le dio un chungo, y realmente, como me dijo mi amigo, hicieron algo que no había visto, preocuparse parte del grupo por él mientras los otros continuaban la fiesta (su razonamiento era que no tenían que estar todos jodiéndose la fiesta por culpa de uno, así que se iban turnando) y eso aún me dio más confianza.
Y así, durante 4 o 5 noches, saliendo de fiesta, tanto con como sin drogas, hasta que la última noche, antes de volver a la vida real, quedábamos uno del grupo y yo (los dos éramos primerizos en tomar drogas) y nos dieron una bolsita con lo que quedó de aquel Pride (1 gramo y medio de keta) y nos dijeron «esto es vuestro, no es para nadie más» por lo que, según entendimos, era para nosotros, y eso hicimos, hacerla desaparecer entre nosotros dos solos, sin invitar a nadie, aunque a la mañana siguiente nos informaron de que teníamos que haberlo guardado.
A veces pienso que tendría que haberme quedado todas aquellas noches en mi habitación del hotel, tranquilo, ya que si lo hubiera hecho, quién sabe cómo serían ahora las cosas, aunque no me quejo de cómo me van en estos momentos.