DIECINUEVE: ¡Paranoia! ¡Paranoia!

Loading

Las paranoias son unas sensaciones angustiosas que te hacen creer ver o sentir cosas. Estás convencido mentalmente de que eso que se cree que pasa es real. Y aunque uno mismo o alguien del entorno haya demostrado que no es real, tú lo sigues creyendo. Cuando empiezan las paranoias es difícil discernir si eso que estás viendo, oyendo o incluso oliendo es real o mentira.

En mi caso he sufrido de esos tres tipos de alucinaciones, juntas o por separado, y a veces, a tal grado que me hacían volverme loco.

Por ejemplo, una vez estaba en una sauna, y cuando ya habían pasado bastantes horas, empecé a escuchar cuchicheos de tres o cuatro personas, y cuando intenté centrarme para saber lo que decían, mi cerebro logró oír que una de las voces era la de un conocido y entendí que intentaban hacerme enchungar con GHB para así hacerse con las drogas que llevaba conmigo.

Entonces, yo empecé a dar vueltas para buscar a ese amigo y descubrí que no estaba. Ya se había ido hacía rato de la sauna. Aún así, mi cerebro me convencía de que no era verdad y estaba encerrado en una de las cabinas. Al poco rato, un chico se acercó a mí, ligando y roneándome y me acabó ofreciendo un poco de GHB. Esto me hizo desconfiar y me puse a gritar como un loco. Y acabé soltándole todo lo que mi cabeza cree que escuchó hacía un rato. Y esa es una forma muy bonita de hacer que alguien se aleje corriendo de ti.

También, muchas veces me ha pasado que, estando en la calle paseando a mi perro o mientras estaba esperando o cogiendo el metro para ir a algún sitio, de forma continua notaba como si la gente me mirase de arriba abajo, señalándome o hablando sobre mí.

Vale que algunas de las veces, esa sensación la tenía justo en el momento de estar saliendo de la sauna para volver a mi casa . Y tal vez mi aspecto no era el mejor. Pero otras veces, al menos desde mi punto de vista, ya que recién salía de mi casa, salía algo despejado (tal vez hacía un buen rato que no me drogaba o recién terminaba mi ciclo de sueño).

Cuando me empezaban ese tipo de paranoias, un conocido me recomendó que lo mejor era intentar aislarme. Que escuchara alguna música que me gustase, con auriculares que no dejaran entrar el sonido del exterior. Así podría centrarme en mi mismo, para intentar hacerme ver a mi mismo que realmente lo que mi cabeza cree sentir no era verdad.

En otro momento, algunas veces estando en casa a mi bola, tuve la misma sensación de picor como de ladillas. Y hacía lo que siempre solía hacer cuando las he tenido. Primero rebajarme todo el vello y después ir a la farmacia a por el tratamiento pertinente.

Me lo hice, dos veces, y haciendo bondad, sin salir de casa y lavando todas las sábanas y toallas que use. Aún así, esa sensación de picor continuaba. Pero lo peor fue, que alguna de las noches, me pareció incluso llegar a ver como pequeñas motitas negras se movían. Entonces, con unas pinzas las intentaba agarrar. Eso me llegó a producir algunas pequeñas heridas, ya que esas motitas que veía moverse eran en realidad pequeños lunares o manchas de la piel.

En estos momentos, por suerte, ya me he ido dando cuenta que todo eran alucinaciones que notaba debido a las drogas y al consumo tan prolongado que hice de ellas. Ahora, gracias a un constante trabajo para aprender lo que era verdad de lo que no lo es y junto a la temporada que estuve en medicación, logré hacerlas desaparecer de mi vida. Esto hizo que mi vida sea un pelín más sencilla.

Esas alucinaciones o paranoias hacía que esos momentos de vida que tenía sin drogas fueran bastante duras. No tan sólo tenía que hacer el esfuerzo de estar despierto después de un montón de tiempo sin descansar. Además tenía que hacer lo máximo para actuar de forma correcta, como la gente esperaba siempre de mí. Y debía hacer el mayor esfuerzo para que esas paranoias no me afectaran delante de otros.

Dentro de mí, entendía que si mostraba que empezaban a dejarme influir por esas paranoias en lugares públicos podía actuar de forma rara. Entonces si que la gente podría mirarme de forma rara y señalarme. Esto haría que las paranoias si que fueran reales y me hiciera rayar aún mucho más.

Por último, comentaros que las veces que me han intentado ayudar gente a ver que esas paranoias no eran reales, rara vez ha funcionado. Al revés, mi cabeza hacía que, durante esas paranoias en las que alguien quería putearme de alguna forma o notaba que me perseguía y me señalaba. Eso incluía a esa persona que me ayudaba a la irrealidad que estaba viviendo. Y huía de ellos porque parecía que todo fuera una conspiración

Lo mejor es acompañar a esa persona que está sufriendo ese episodio de paranoia para no hacerse daño. Es mejor desmentirle lo que está viendo pero sin tampoco metiendo leña al fuego para alimentar. Ambas posiciones acaban mal para la persona que las sufre. Simplemente es estar a su lado, que note que tiene una mano y un hombro amigo en el que apoyarse durante ese rato difícil. También es bueno que se intente que no consuma, para que así todo pueda acabar antes y sin aumentarla con un nuevo consumo.

Compartir:

3 respuestas a «DIECINUEVE: ¡Paranoia! ¡Paranoia!»

  1. He encontrado está página por pura suerte, jamás había visto un relato que tal cual me sintiera identificado pero más que eso que no me siento solo y que no soy el único que a pasado por esas cosas. Tengo 2 años por cumplir sin drogas en julio de este año 2024 pero justo antes de cumplirlos caí hace casi un mes y bueno estos post me ayudan a no sentirme mal, al contrario me hacen fuerte y a saber que este tropezón no me va a detener de querer estar sin drogas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *