Acto poético II: Ratas y un Legionario

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RATAS
conquistando el placer
triunfo amargo
como GHB diluido en Aquarius:
sigue quemando

 

RATAS
de reenganche
en chills
laboratorios de luz azul
mata-maricas en la mesa de centro;
altavoces como clavos
son flautista tocando tecno

 

RATAS
husmeando el veneno, los sobacos, las pollas, los traseros
erotismo
casa
con hedor
lujuria casa con ruina

 

RATAS
manguerazo en el recto
vaciadas de excremento
pero de mierda hasta el cuello

 

Yo, rata
he comido restos,
a mí las ratas
me han mordido
como si fuera un resto.

*******************

 

EL LEGIONARIO

 

Un martes tonto
algunos restos del fin de semana
algunas dosis de calentura
sediento de dosis,
me asomo por la máscara amarilla
de fondo oscuro
sin esperanza
inerte

 

Pero pronto las míseras plegarias dan lugar al tórrido milagro
y aparece
el macho que siempre he deseado
tatuado, marcado, drogado,
y un poco acabado
con un deje y unos hablares forjados
más allá del Llobregat y del Besós
expresidiario, chapero, asegura que hetero
podría ser un legionario,
y es un aprendiz de vagabundo

 

Eso sí: un Dios del sexo
me empapo de su ser y de su bajo estrato
me entrego a sus peligrosas carnes
y con gran maestría me dedico a su pene erecto

Su pene
en sí mismo una alegoría
a la fuerza
a la lascivia
a la virilidad sísmica
a la debilidad de la carne
al dolor de mis entrañas

 

Me sacude
me maltrata
me grita
me ahoga
me escupe
la habitación estalla
y con ella estalla mi bote de Popper
y el aroma nos penetra
y nos comemos el uno al otro como hienas

 

Quedo exhausto
imbuido en la miseria
son las ocho de la mañana y hay que ir a trabajar
arrastrando mi envenenada carne con asfixia
dejando atrás unas sábanas que ansío de mortaja,
él grita como un orangután
lo descubro enzarzado en un psicótico delirio

 

Pero me apresuro
y empujo al novio de la muerte
a la suerte de un doliente asfalto
con esa mochila
roída de drama
cargada de ostracismo
y manchada de crimen

 

 

La última vez que lo vi lo reconocí por su pene
seguía erecto
seguía siendo una alegoría
pero él, ya no tenía dientes
había menguado
vino hambriento como un perro callejero
esta vez quiso cobrarme
esta vez quiso partirme la cara
esta vez no escondí el cuchillo debajo de la cama
aunque como pude esquivé sus balas
a cambio de unos cigarrillos y una T-Casual

 

¡Qué fácil es comprar a un yonki en sus últimas baladas!
¡qué fácil es darle un portazo en la cara y seguir con mi narcótica espiral!
¡qué fácil es mirar hacia otro lado y saciarme con otro rabo!
y qué ardua es la partida de una sombra arrastrando un pene erecto
como último reducto de su sangre brava

 

Porque ahora quién sabe dónde estarán devorándole los gusanos.

 

Alex Miñarro IG @alexinverso7

Imagen: Kit Rata de Sandro Bedini IG @sandrobedin

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