Poco después de haber tomado tina con aquel chico, al poco tiempo (creo recordar, la verdad, que no había pasado más de dos meses), me contactó un follamigo de fuera de la ciudad para follar con él, y una vez que llegué a su piso me explicó el plan, y, que si me parecía bien, empezaríamos. Continuar leyendo «TRES: Érase una vez… el Slam»