DIEZ: Fiestas y más fiestas

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Era un Circuit con el que empecé yendo al concierto de Beyoncé, al que fui con un amigo argentino (del que ya hablaré en otro momento) y un amigo suyo de Madrid. Era la primera vez que iba a un concierto de estas características (os lo recuerdo, hasta hacía bien poco, rara vez salía de fiesta o hacía algo de lo que normalmente mucha gente suele hacer desde los 18 años o antes). Y para amenizarlo, me tomé junto a mis amigos, un poco de éxtasis.

Una vez que se terminó ese genial e increíble concierto, mis amigos me comentaron de irme con ellos a su casa para continuar un poco más la fiesta (no me dejaron muy claro si era con o sin sexo). Pero no me apetecía ir con ellos, principalmente, porque ágilmente, ya había conseguido una “cita” con uno por Grindr que vivía por la zona de plaza España. Y aunque el polvo no estuvo mal, tampoco fue como para tirar cohetes.

Me quedé con mal sabor de boca de ese post-concierto, y por eso me fui para casa a empezar otra por mi cuenta, ya que toda mi familia estaba de vacaciones en el sur.

Así, estando de vacaciones en el curro, empecé a usar Zoom durante todo el día, con la pipa en una mano y el móvil con las apps en la otra, buscando, trayendo y follando con chicos tanto rato como podíamos y queríamos. De vez en cuando, cuando me daba cuenta que me había quedado dormido frente al ordenador, apartaba todas las cosas que tenía por la cama e iba a la cocina para prepararme algo de comer al despertarme con hambre después de tantas horas en ayunas y sólo drogándome, follando y/o pajeándome, y una vez me había llenado con comida sólida y no sólo láctea, me metía en la cama a descansar realmente durante un rato hasta que me despertaba.

Durante esa semana fui a algunas de las fiestas. Creo que en total fui a unas 4 o 5 fiestas, incluyendo a la Water Park del martes, donde me lo pasé genial con unos cuantos amigos, y claro está con drogas (cuidado, las pastillas se disuelven con el agua de la piscina, sobre todo si no se cierra correctamente el sobrecito que te dan para meterte con él en la piscina).

Para mayor inconveniencia, al día siguiente de la Water Park, y estando yo sólo colocándome frente al Zoom, la pipa de la tina se agrietó, y yo, pensando que no pasaría demasiado si continuaba fumando en ella en la parte no rajada, continué fumando. Y seguí hasta que pasó lo que tenía que pasar.

La pipa se terminó de romper del todo, cayéndome un trozo del cristal encima de mi abdomen, como también para de la tina líquida. Pegué un aullido, dando un bote hasta el techo y tirando de una patada el portátil al suelo. En ese momento todo me dió igual, salvo el dolor de aquella herida [aún sigo teniendo la marca de la herida y la pienso señalar con un tatuaje de un punto y coma, como señal de que la vida no termina, sino que continúa de otra forma. La decisión de ese tatuaje es siguiendo el proyecto punto y coma (semicolon project), el cual lucha por mantener la salud mental y la importancia de la prevención al suicidio].

Hablé con un amigo enfermero que me dijo las cosas que debía de comprar en la farmacia para curarme las heridas de forma eficaz. Y eso hice, yendo de camino a otra fiesta, claro está, ya que no quería saltármela después de haber quedado con mi amigo argentino.

Le enseñé la herida y me llevé una bronca increíble porque está totalmente en contra de la tina por lo adictiva que es y me lo intentaba hacer ver siempre que podía o que yo hablaba sobre ella, aunque por desgracia, yo le hacía caso omiso.

También durante esa semana, otro día, a las 3 o las 4 de la tarde me pillé un chungo por tomar demasiado GHB en casa, y cuando me desperté, tumbado en la cama, me dí cuenta que era cerca de las 2 de la mañana. Me dormí tan profundamente, porque durante todos esos días de fiestas, drogas y chicos, estaba haciendo caso omiso a mi cuerpo y su necesidad de dormir.

Pero una vez despierto pensé que ya que mi cuerpo decidió dormir tanto, pues ¿por qué no me iba de fiesta un rato a la sauna y así cambiar de aires? Y claro está, eso hice, irme a la sauna a las tantas de la madrugada un montón de horas más.

La peor parte, como siempre, viene al final, cuando volví de la fiesta del domingo, con el chico con el que ligué en la discoteca y me lo llevé a casa a eso de las 6 de la mañana, con todo el piso patas arriba. Una vez terminamos de follar y estábamos relajados, el chico salió un momento al baño y vino rápidamente diciendo “oye, hay unas maletas y una chica en el comedor ¿quién es?”. Resultó ser mi hermana, que volvió de las vacaciones cuando yo había entendido que venía al día siguiente. Así, acabamos encerrados en la habitación, durmiendo todo el colocón de la fiesta durante el día siguiente, y con mi hermana al otro lado de la pared.

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