No pensaba que algún día haría algo que me requiriera tal introspección, ni que te hablaría de este asunto, pero lo necesito, y creo que eres la persona a la que quiero dirigirme, aunque no pueda hacerlo cara a cara porque sé que pensarías que has hecho algo malo, que no lo supiste ver y te sentirías una mala madre sin decirmelo, porque romperías a llorar.
Estoy sentado ahora en el sofá, escribiendo esto, y el viento sopla fuera en todas direcciones con violencia. Aunque sea a sólo unos metros de mí, es como que me da igual. Lo siento muy lejano, como si fuera una realidad paralela. En sintonía con todo lo que me envuelve fuera de estas cuatro paredes.