Llevaba unas semanas quedando con un chico en su casa, donde estábamos todas las noches drogándonos y follando. Con él descubrí el placer del dolor, tanto física como emocionalmente.
En su habitación de la Ronda Sant Antoni, que era donde nos pasábamos horas y horas juntos, tenía todo lo que se necesitaba para pasar buenos ratos. Continuar leyendo «CINCO: Cómo conocí a mi camello»