Esos desconchones en la pared me seguirán aún por largo tiempo… Durante el día se esconden tras un alud de cojines, pero reaparecen por la noche como la luna.
Todos ellos aparecieron por todas aquellas noches que me tiraba colocado y sudado frente al ordenador, buscando más y más morbo. Los restos de esa pared se enganchaban a mi espalda por ese sudor ácido que rezumaba de mi por las drogas.
Cada noche, al quitar los cojines, aparecen como temibles pesadillas nocturnas y se disipan al amanecer con los cojines.
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