No me acuerdo bien cómo descubrí el fascinante mundo de Zoom. La cuestión es que a esto me enganché más rápido incluso que a la tina… Lo mejor fue que combiné ambos, ya que lo que hacía era ponerme a fumar mis pipas (y lo digo en plural, porque fumaba con mi pipa normal, con la de agua o con el bong indistintamente).
Y es que, con cada calada, me iba liberando más y más, sobre todo mirando las cams de los otros integrantes, desnudos, cachondos cuales perras en jauría, haciéndose pajas o follando. Continuar leyendo «OCHO: Zoom y la realidad nocturna aumentada»