Mañana me vuelvo a ir de casa de mi familia después de 3 años y medio, una pandemia por en medio, un cambio de grado universitario, un cambio de forma de ser, de expresarme. Y justo el día antes de mudarme, cuando creo que ya estoy preparado para todo, me doy cuenta de que aún no estoy preparado para todo. Nunca os ha pasado que quieres dar un paso adelante y de repente te tropiezas con una piedra inesperada que ni sabías de su existencia. Pues a mí me ha pasado, y cómo me genera malestar, he decidido compartirlo con vosotres, por si os sentís identificades.Continuar leyendo «Primera vez»
Es tan fácil acostumbrarse a la mentira como a la droga. Con todo, tiene su función. Quizás entonces no me sintiera preparado para afrontar los hechos. Lo malo es que, una vez reconoces lo que hay no puedes volver atrás, no puedes ignorarlo otra vez.
Muchas veces me negaba a reconocer una situación porque eso implicaba hacer algo respecto a esa realidad, enfrentarme a ella, tomar decisiones, algunas muy duras. Aunque la zona de confort sea una mierda, casi se prefiere a lo desconocido.Continuar leyendo «El autoengaño»
Si de mí pudiera, la fantasía erótica más grande que jamás he pensado es meterme un rayón de coca hasta atascar la nariz (de hecho, no sé como en la peli de Lucas Me Quería A Mi, se meten un gramo de golpe).Continuar leyendo «Ni contigo ni sin ti»
Estoy borracho. Es así y prefiero dejarlo claro antes de que alguien se moleste en leer estas líneas. Borracho a la vez que infeliz, frustrado y enjaulado. Me ha apetecido escribir así, sin ton ni son porque creo que este es el momento en que, pese a mi ligera incapacidad etílica, puedo expresar mejor lo que tengo en mente. Constantemente. Día tras día. Y que cristaliza en momentos como este, los más atómicos.
Esto es un luto, una renuncia, un duelo, un quéseyó donde se mezcla dolor, tristeza y nostalgia.
Desde que decidí abandonar el chemsex (decidir? tener que?), mi vida ha sido un freno constante. Mi vida social ha quedado descabezada, entrecortada, sujeta a esos momentos de abismo en los que tienes que, pese a que se te lleven los demonios, volver a casa forzadamente.
Hoy salí a tomar algo. Después cenar. Después algunas copas más. Y mis amigos han decidido ir a un club de sexo. Para mi ha sido el fin de la noche. Nox interruptus, o como se llame. Es la señal que yo me tengo que retirar, mal me pese. Llevo ya dos años así, y nunca se acaba. Nunca veo el momento de decir “esta vez sí, esta vez podrás controlarte”. Nunca pasó y sé que nunca pasará.
Y con esto me doy cuenta de que parte de mi vida se fue por la borda cuando tomé esa decisión (de la que no me arrepiento), para salvarme. Ya nada volverá a ser lo mismo. Ya no podré explorar esos recobecos de mi sexualidad ni sumergirme en nuevos placeres, porque siempre los vincularé a las drogas, y estas serán un fantasma que acechará en las sombras de cualquier cuarto oscuro, cualquier portal o baño de discoteca.
Tengo que acostumbrarme a ello pero no pasa nunca. Pisar una sauna? Ya nunca jamás. Pero lo deseo. Deseo eso que tanto me jodió y deseo no tener ese deseo. O volverlo a descubrir otra vez de cero, aunque me diera problemas, pero desde la tabula rasa de la no-dependencia, ni física ni psicológica, a la tina, a la mefedrona al slam al globo a la sensación de que todo va bien aunque no vaya bien.
Pero pasó. Y con esta cruz tendré que vivir. Con el freno de mano agarrado cada vez que la situación vaya cuesta arriba. Con la auto-represión como bandera. Y con todo esto me pregunto: qué ha sido más dañino para mi, el descontrol con las drogas o la huella indeleble que han dejado en mi cabeza para siempre más pese a no tomarlas?
No es poco usual que alguien se quede en unbucle continuo viendo porno e intentando masturbarse mientras continúan tomando drogas, estando así durante horas y horas en esta práctica sin saber cómo terminar. Puede ser porque prefieren no quedar con nadie y colocarse ellos solos, o tal vez porque ya han estado con gente pero ahora han vuelto a su casa, o la persona que estaba con ellos se ha ido hace ya un buen rato y piensan que quedar con alguien más ya no sea una buena idea. Continuar leyendo «La masturbación compulsiva y el porno»
Recuerdo la primera vez que fui al CAS, mi psicólogo me dijo que estaba atrapado en un círculo y tenía que conseguir salir de este. Desde ese momento todo ha sido: Querer dejar de consumir, consumir igualmente, conseguir un mes de “parón”, vuelta a los hábitos, etc. Continuar leyendo «Circulo»
Me gustaría empezar de una manera más poética, pero supongo que tengo demasiada prisa por expresarme como para pensar en un inicio decente. Hoy, con colegas, con compañeros y con desconocidos he grabado escenas para un documental de ChemSex. Continuar leyendo «Nostalgia»
Ha habido muchos momentos en los que me he preguntado qué sentido tiene mi vida, instantes en los que me he llegado a plantear el para qué de ciertas experiencias desagradables y casi siempre lo primero que llega a mi mente es un «basta ya, no puedo mas, quítate de en medio y asunto arreglado«. Afortunadamente para mí, que soy el primero en mi vida, en esos instantes he podido escuchar mi voz interior, esa que me recuerda que he venido a esta encarnación con un propósito y que debo traspasar mis propios demonios si quiero llevarlo a cabo. Continuar leyendo «Juntos podremos salir de esto!!»
Esta semana hace 6 meses que no consumo nada de tina… Es la primera vez que estoy tanto tiempo sin consumirla desde que empecé hace ya 5 años.
No os voy a mentir que en todo este tiempo he pensado en consumir. Incluso alguna vez he estado a punto, suerte que mi camello estaba dormido y al final acabé pasando y me fui a pasear con mi familia aquel domingo por la tarde.Continuar leyendo «VEINTICUATRO: 6 meses»
Ahora estoy en un Cabify a mi perdición. He dejado la cama por hacer y la cocina hecha una mierda, algo impensable del Adrián de lunes a viernes.
Hace tiempo que quería escribir algo en una situación así, y ahora veo lo difícil que es concentrarse en ello. ¿Por dónde vamos? ¿Me han escrito? Lo más hardcore es el imaginar el rush que tendré en un rato. Eso es lo que hace que se me corte la respiración un poco, que me dé ansiedad. Por la necesidad de la tina o puede que por el agobio de que sé que mi vida se va a parar de golpe y durante unos días. ¿Seré capaz de parar? ¿Cuántos días durará esto? ¿Qué consecuencias tendrá en mí? Continuar leyendo «El Cabify hacia mi perdición»
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