Sé que nunca fui muy importante para ti. Todas las veces que nos veíamos sabía que desaparecía de tu cabeza en cuanto salía por la puerta. Aún así no me avergüenza admitir que tú sí que dejaste una huella indeleble en mi memoria. Un pinchazo y un moratón. En mi memoria, en mi trayectoria vital, en mi manera de gestionar el afecto hacia los demás. Continuar leyendo «Carta al aire»