ONCE: Muerte, duelo y drogas, un mix explosivo

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De estos grises días de Agosto me acordaré toda mi vida. Un jueves por la mañana, estando en la oficina después de volver de vacaciones (una semana de fiesta y Circuit y otra semana en el sur con mi familia), mi padre me llamó para decirme que volverían el sábado a casa, adelantando el viaje. La razón fue que les llamaron desde la residencia donde estaba mi abuela diciendo que ya no iba a durar demasiado. Continuar leyendo «ONCE: Muerte, duelo y drogas, un mix explosivo»

DIEZ: Fiestas y más fiestas

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Era un Circuit con el que empecé yendo al concierto de Beyoncé, al que fui con un amigo argentino (del que ya hablaré en otro momento) y un amigo suyo de Madrid. Era la primera vez que iba a un concierto de estas características (os lo recuerdo, hasta hacía bien poco, rara vez salía de fiesta o hacía algo de lo que normalmente mucha gente suele hacer desde los 18 años o antes). Y para amenizarlo, me tomé junto a mis amigos, un poco de éxtasis. Continuar leyendo «DIEZ: Fiestas y más fiestas»

Como la tina salvó mi vida – Primera parte

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MI PRIMERA CITA CON LA MAYOR DE LAS REINAS Y EL FOLLETEO CON DESCONOCIDOS

La primera vez que probé la metanfetamina fue con 22 años en el 2015, un vecino me insistía casi cada fin de semana a que fuera a una chill que organizaba en su casa. Nunca antes había participado en una, me había montado juergas pero con colegas. Ese año fue justo cuando el chemsex estaba en auge en España, casualmente después de que varios medios de comunicación se hicieran eco del documental Chemsex de Vice con títulos tipo “Gais, sexo y drogas. Una moda peligrosa” y, aunque no sea una moda, los chills se multiplicaron. Si no habéis visto el documental, os lo recomiendo si queréis conocer una pequeña parte de la realidad del follar con drogas, la más extrema y problemática. Si estáis pensando que por llamarse como el fenómeno, iba a representar todas las realidades objetivas, os equivocáis. Continuar leyendo «Como la tina salvó mi vida – Primera parte»

NUEVE: Los amigos

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Dicen que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y tal vez sea verdad. Pero si eso se lo dicen a alguien que, como yo, donde en el colegio la gente sólo se hacía “amiga” mía por el hecho de sacar mejores notas por una cantidad menor de trabajo. Eso se debía a que era siempre yo quien acaba terminando y ultimando todos los trabajos.

Finalmente, me di cuenta de que toda esos “amigos” estaban conmigo sólo por esa oportunidad de sacar mejores notas, saboreando ese agrio gusto del abuso, directo o indirecto hacia mí, por tal de sacar un provecho por su bien y sin luego preocuparse de cuales eran mis sentimientos cuando ya me hice consciente de lo que pasaba a mi alrededor. De esa forma, me acabé haciendo propenso, cada vez más, a ser reticente cuando la gente se acercaba a mí para cualquier tipo de trabajo del colegio. Continuar leyendo «NUEVE: Los amigos»

OCHO: Zoom y la realidad nocturna aumentada

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No me acuerdo bien cómo descubrí el fascinante mundo de Zoom. La cuestión es que a esto me enganché más rápido incluso que a la tina… Lo mejor fue que combiné ambos, ya que lo que hacía era ponerme a fumar mis pipas (y lo digo en plural, porque fumaba con mi pipa normal, con la de agua o con el bong indistintamente).

Y es que, con cada calada, me iba liberando más y más, sobre todo mirando las cams de los otros integrantes, desnudos, cachondos cuales perras en jauría, haciéndose pajas o follando. Continuar leyendo «OCHO: Zoom y la realidad nocturna aumentada»

SIETE: Jara y sedal, o la fauna en la sauna

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La sauna, tal y como he hablado antes, puede ser un mundo atractivo, en el que todo es seducción, donde crees encontrar amistades y amores, que una vez sales por sus puertas, tanto ellos como tú, todas esas sensaciones desaparecen tras la ostia que te pega el sol cegador de las doce del mediodía después de haberte tirado dentro de la sauna dos o tres días seguidos y haberte gastado más de 150 euros entre la entrada, reentradas, cabinas privadas, bebidas y algo de comer. Continuar leyendo «SIETE: Jara y sedal, o la fauna en la sauna»

SEIS: La sauna, o mi segunda residencia

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A mí siempre me gustó ir a la sauna. Entraba un sábado después de fiesta, pagaba la entrada, me desnudaba y me ponía la toalla y subía hasta la zona de las cabinas. Daba un par de vueltas y me metía en una de las cabinas con alguien que me molaba. Follábamos, me corría y ya está. El arte de descargar estrés por 20 euros. Y así hacía de vez en cuando. Continuar leyendo «SEIS: La sauna, o mi segunda residencia»