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Desde pequeño, siempre he sido el chico más alto de la clase, pero eso no quitaba que también fuera el gordito, ya que me encantaba comer todo tipo de porquerías procesadas de panadería y chucherías.
Con los años, fui haciendo dietas y yendo al gimnasio, aunque eso no significaba que acabara teniendo un cuerpo estereotípico dentro de nuestra comunidad, como el que siempre vemos en todas las publicidades de las fiestas que hay por todo el mundo. Siempre me mantenía en un peso ideal para mi altura, y físicamente, me gustaba me veía frente al espejo después de ducharme. Continuar leyendo «VEINTIUNO: El peso y las drogas»


