Una madrugada de fin de semana, estando ya harto de estar encerrado toda la noche en casa con el Zoom, abrí el Grindr. Acabé encontrando a un chico que me invitó a la casa donde estaba con dos colegas suyos. Raudo y veloz, empaqueté algunas de mis cosas y me pillé un taxi desde casa para llegar hasta Sants. Continuar leyendo «CATORCE: Los fines de semana de la marmota»
No sabéis la cantidad de veces que me han dicho que no en la sauna algún tío soltándome un “¡paso tío! ¡a mí no me van esas mierdas que tomas!” refiriéndose a todas las drogas que llevaba y usaba. Después veía como esos mismos, muchas veces, iban por ahí paseándose con su botecito amarillo de popper.
De estos grises días de Agosto me acordaré toda mi vida. Un jueves por la mañana, estando en la oficina después de volver de vacaciones (una semana de fiesta y Circuit y otra semana en el sur con mi familia), mi padre me llamó para decirme que volverían el sábado a casa, adelantando el viaje. La razón fue que les llamaron desde la residencia donde estaba mi abuela diciendo que ya no iba a durar demasiado.Continuar leyendo «ONCE: Muerte, duelo y drogas, un mix explosivo»
Era un Circuit con el que empecé yendo al concierto de Beyoncé, al que fui con un amigo argentino (del que ya hablaré en otro momento) y un amigo suyo de Madrid. Era la primera vez que iba a un concierto de estas características (os lo recuerdo, hasta hacía bien poco, rara vez salía de fiesta o hacía algo de lo que normalmente mucha gente suele hacer desde los 18 años o antes). Y para amenizarlo, me tomé junto a mis amigos, un poco de éxtasis. Continuar leyendo «DIEZ: Fiestas y más fiestas»
Dicen que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y tal vez sea verdad. Pero si eso se lo dicen a alguien que, como yo, donde en el colegio la gente sólo se hacía “amiga” mía por el hecho de sacar mejores notas por una cantidad menor de trabajo. Eso se debía a que era siempre yo quien acaba terminando y ultimando todos los trabajos.
Finalmente, me di cuenta de que toda esos “amigos” estaban conmigo sólo por esa oportunidad de sacar mejores notas, saboreando ese agrio gusto del abuso, directo o indirecto hacia mí, por tal de sacar un provecho por su bien y sin luego preocuparse de cuales eran mis sentimientos cuando ya me hice consciente de lo que pasaba a mi alrededor. De esa forma, me acabé haciendo propenso, cada vez más, a ser reticente cuando la gente se acercaba a mí para cualquier tipo de trabajo del colegio.Continuar leyendo «NUEVE: Los amigos»
No me acuerdo bien cómo descubrí el fascinante mundo de Zoom. La cuestión es que a esto me enganché más rápido incluso que a la tina… Lo mejor fue que combiné ambos, ya que lo que hacía era ponerme a fumar mis pipas (y lo digo en plural, porque fumaba con mi pipa normal, con la de agua o con el bong indistintamente).
La sauna, tal y como he hablado antes, puede ser un mundo atractivo, en el que todo es seducción, donde crees encontrar amistades y amores, que una vez sales por sus puertas, tanto ellos como tú, todas esas sensaciones desaparecen tras la ostia que te pega el sol cegador de las doce del mediodía después de haberte tirado dentro de la sauna dos o tres días seguidos y haberte gastado más de 150 euros entre la entrada, reentradas, cabinas privadas, bebidas y algo de comer. Continuar leyendo «SIETE: Jara y sedal, o la fauna en la sauna»
A mí siempre me gustó ir a la sauna. Entraba un sábado después de fiesta, pagaba la entrada, me desnudaba y me ponía la toalla y subía hasta la zona de las cabinas. Daba un par de vueltas y me metía en una de las cabinas con alguien que me molaba. Follábamos, me corría y ya está. El arte de descargar estrés por 20 euros. Y así hacía de vez en cuando. Continuar leyendo «SEIS: La sauna, o mi segunda residencia»
Llevaba unas semanas quedando con un chico en su casa, donde estábamos todas las noches drogándonos y follando. Con él descubrí el placer del dolor, tanto física como emocionalmente.
Después de pasar, como cada año, la Nochebuena y el día de Navidad junto a mi familia, aquel sábado de San Esteban, por la tarde, llegó un amigo desde Castellón, al cual conocí aquel mismo verano durante el Circuit. Vino para pasar aquella noche de fiesta conmigo, ya que quería ir de fiesta por Barcelona, y descubrí una llamada Lokotron, así que nos fuimos juntos allí. Continuar leyendo «CUATRO: Unas Navidades muy festivas»
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