Como todo buen ejercicio se necesita de constancia y compromiso para que éste funcione. Así que hoy quiero hacer un poco de ejercicio mental y recordar cual fue ese momento en el que decidí aceptar que algo no iba bien y que necesitaba parar.
Una madrugada de fin de semana, estando ya harto de estar encerrado toda la noche en casa con el Zoom, abrí el Grindr. Acabé encontrando a un chico que me invitó a la casa donde estaba con dos colegas suyos. Raudo y veloz, empaqueté algunas de mis cosas y me pillé un taxi desde casa para llegar hasta Sants. Continuar leyendo «CATORCE: Los fines de semana de la marmota»
No sabéis la cantidad de veces que me han dicho que no en la sauna algún tío soltándome un “¡paso tío! ¡a mí no me van esas mierdas que tomas!” refiriéndose a todas las drogas que llevaba y usaba. Después veía como esos mismos, muchas veces, iban por ahí paseándose con su botecito amarillo de popper.
De estos grises días de Agosto me acordaré toda mi vida. Un jueves por la mañana, estando en la oficina después de volver de vacaciones (una semana de fiesta y Circuit y otra semana en el sur con mi familia), mi padre me llamó para decirme que volverían el sábado a casa, adelantando el viaje. La razón fue que les llamaron desde la residencia donde estaba mi abuela diciendo que ya no iba a durar demasiado.Continuar leyendo «ONCE: Muerte, duelo y drogas, un mix explosivo»
Era un Circuit con el que empecé yendo al concierto de Beyoncé, al que fui con un amigo argentino (del que ya hablaré en otro momento) y un amigo suyo de Madrid. Era la primera vez que iba a un concierto de estas características (os lo recuerdo, hasta hacía bien poco, rara vez salía de fiesta o hacía algo de lo que normalmente mucha gente suele hacer desde los 18 años o antes). Y para amenizarlo, me tomé junto a mis amigos, un poco de éxtasis. Continuar leyendo «DIEZ: Fiestas y más fiestas»
MI PRIMERA CITA CON LA MAYOR DE LAS REINAS Y EL FOLLETEO CON DESCONOCIDOS
La primera vez que probé la metanfetamina fue con 22 años en el 2015, un vecino me insistía casi cada fin de semana a que fuera a una chill que organizaba en su casa. Nunca antes había participado en una, me había montado juergas pero con colegas. Ese año fue justo cuando el chemsex estaba en auge en España, casualmente después de que varios medios de comunicación se hicieran eco del documental Chemsex de Vice con títulos tipo “Gais, sexo y drogas. Una moda peligrosa” y, aunque no sea una moda, los chills se multiplicaron. Si no habéis visto el documental, os lo recomiendo si queréis conocer una pequeña parte de la realidad del follar con drogas, la más extrema y problemática. Si estáis pensando que por llamarse como el fenómeno, iba a representar todas las realidades objetivas, os equivocáis. Continuar leyendo «Como la tina salvó mi vida – Primera parte»
Dicen que los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano, y tal vez sea verdad. Pero si eso se lo dicen a alguien que, como yo, donde en el colegio la gente sólo se hacía “amiga” mía por el hecho de sacar mejores notas por una cantidad menor de trabajo. Eso se debía a que era siempre yo quien acaba terminando y ultimando todos los trabajos.
Finalmente, me di cuenta de que toda esos “amigos” estaban conmigo sólo por esa oportunidad de sacar mejores notas, saboreando ese agrio gusto del abuso, directo o indirecto hacia mí, por tal de sacar un provecho por su bien y sin luego preocuparse de cuales eran mis sentimientos cuando ya me hice consciente de lo que pasaba a mi alrededor. De esa forma, me acabé haciendo propenso, cada vez más, a ser reticente cuando la gente se acercaba a mí para cualquier tipo de trabajo del colegio.Continuar leyendo «NUEVE: Los amigos»
No me acuerdo bien cómo descubrí el fascinante mundo de Zoom. La cuestión es que a esto me enganché más rápido incluso que a la tina… Lo mejor fue que combiné ambos, ya que lo que hacía era ponerme a fumar mis pipas (y lo digo en plural, porque fumaba con mi pipa normal, con la de agua o con el bong indistintamente).
No logro recordar otro momento de mi vida donde haya experimentado la necesidad de escribir acerca de mis sentimientos. Lo cierto es que tampoco lo había pensado.
Mi interés en compartir esta historia es meramente egoísta, pues al hacerlo, estoy intentando terminar un duelo o superar algún trauma. Continuar leyendo «3 pajarracas y un fondo»
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